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MARÍA FONNEGRA
Soñé que viajaba en el tiempo hacia 1923. Un hombre pasó corriendo, unos oficiales iban tras él, con controles extraños, al presionar los joystick de los controles una energía eléctrica se tragó al hombre que corría, era tal vez energía nuclear. Según entiendo, estaban haciendo una persecución a personas no católicas, herejes, o no creyentes del gobierno reinante. Por alguna razón, yo estaba haciendo una fila donde iba a inspeccionar mis papeles, a hacerme unas preguntas, por lo que empecé a preguntar “qué año es este”, un señor dijo 1923. Sentí mi billetera entre mis cosas y pensé que mi documentación, la cívica, la cédula y la tarjeta de bancolombia les sería muy extraña, y que allí aparecía mi fecha de nacimiento. Pensé “si se dan cuenta de que vengo del futuro, me van a exponer a la radiación por hereje”.
Encontré a otras amigas que venían también del futuro, estábamos en una casa antigua como las de Prado, estábamos en la cocina de Plazarte, ¿moliendo maíz?. Manifesté mi encanto con el pasado pero mis deseos de retornar al presente. Una de ellas (estaba sentada con un vestido afilando un cuchillo con las piernas abiertas dijo: “Hazte una nueva vida porque aquí no existe la máquina del tiempo, todavía no se ha inventado, no hay regreso”. Pensé con nostalgia que ya no podría ver la 5ta temporada de The Handmaid’s Tale. “Mierda, no hay internet, no hay internet”, pensé que no podría dar mi clase de hipermedia ni retornar a clases el próximo lunes, pero sobre todo pensé en una vida sin películas, ni redes sociales, ni computadores, ni videojuegos, y se me ocurrió que lo único que podría hacer mi vida amena en los años 20s del siglo XX sería encontrar una biblioteca y sentarme a leer buenos libros, pensé, para esta fecha ya está escrito “El señor de los anillos”.
Interpretación: “Hazte una nueva vida, porque estás atrapada en el pasado”. El sueño me remite a una cantidad de contenidos de ficción y entretenimiento, películas, series, y una imposibilidad de acceder a ellas. Parte del hecho de que actualmente, me encuentro en un estado de evasión de mi propia realidad, porque para huir de mi desasosiego he decidido retomar contenidos que me generaban dopamina en la infancia, videojuegos, series, películas, caricaturas, contenidos en torno a la web y explorar algunos nuevos, similares a aquellos que de niña me “enganchaban”. Una voz interior me advierte que estoy atrapada en el pasado, me impone la imposibilidad de acceder a los contenidos distractores y me dice: hazte una nueva vida. Pero yo insisto en seguir alimentando mi mundo interior ficticio como escapatoria al desasosiego y me doy a la tarea de buscar buenos libros, en ello encuentro la clave de hacerme una nueva vida. El hecho de no pensar en mi familia o amigas como principal afectación de no poder volver al presente, se debe a que el conflicto psíquico no radica en ello, de hecho, mis amigas y muchas otras personas al igual que yo, están en este mundo paralelo, porque también están atrapadas en su propio pasado lo que las obliga a hacerse a una nueva vida. Algunas de ellas ya se encuentran cómodas en esta nueva situación y han olvidado el objetivo de volver al supuesto presente, pues este es su nuevo presente.
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MARÍA FONNEGRA