OSQ
MARÍA FONNEGRA
Veo como las personas se agrupan sin un devenir definido y me pregunto a qué se debe mi convergencia en este lugar, de una u otra forma la reciente confrontación política con personas que recurren este lugar me ha generado, más allá de un desgano y un malestar tedioso que hace que me retire, una intriga hacia argumentos que permitan o derribar mis ideas o fortalecerlas hasta tal punto que se vuelvan convincentes, sin embargo, en este devenir incierto, ninguna meta y ningún propósito tienen un peso tal que puedan generarme un impulso interior con el cual llegar a algún lado. Determinadas circunstancias tienen consecuencias positivas: las tensiones interiores son mucho menores que en años anteriores, por otro lado, consecuencias negativas, por ejemplo, no tener dinero en el bolsillo.
Continúo después de muchos años con el juego de mis seres internos y en definitiva he logrado quitarle límites a mis personalidades de manera que me cuesta saber quién es quién en circunstancias concretas y si bien creo que últimamente he sido por momentos el chacra segundo personificado en un ser de naturaleza más femenina, creo, como lo conversaba hace días, que mi hippie ha tomado el control y es por eso que las circunstancias económicas han dejado de importarme como antes lo hacían, cuando mi ser ejecutivo había tomado el control. Trato torpemente de creer en la idea de una sustentabilidad a ciegas que llega de manera indefinida y por efectos casi espirituales, pero solo personas con privilegios, sin hijos ni personas a cargo, o que pueden ser apoyadas por sus familiares pueden tener tal confianza en la vida. Reconozco mi privilegio, aunque no soy esa persona que puede ser sostenida. No quiero parecer burguesa, así que trato de tomar un tanto de entusiasmo para salir de mi zona de confort y dirigirme hacia el logro de algún propósito que aporte algún cambio, pero en realidad lo hago porque me gusta, porque no tengo nada más que hacer en este momento y pasar o no por burguesa me tiene sin cuidado.
Este ejercicio de escritura permite algo realmente confortable y que extrañaba, pues mi impulso por la escritura había muerto hace algunos años. Este impulso fugaz que nace de un momento a otro y con el cual no quiero impulsarme a escribir algo concreto, como las atrocidades a las que como pueblo hemos sido sometidos durante el último mes, reflejo de años y años de ver que las manzanas se pudren, producto de que es la raíz del árbol la que está podrida, me genera algo que solo sentí hace muchos años y es lograr desdibujar el espacio exterior y las personas que afuera cohabitan, como si solo se tratase de un lugar virtual y sentir una calma aespacial. ¿Me acabo de inventar esa palabra? Suena, como por arte de magia, la música que me refleja. La única forma en la que logro escribir hoy tras una pausa milenaria es no obligarme a escribir acerca de un tema concreto y de manera rizomática dejar que el tema venga por sí solo, confiando en que como dije en aquel viejo escrito, las palabras me buscan a mí y no yo a ellas. Tal vez sea la búsqueda de un conflicto definido lo que me ha llevado a crear este bloqueo literario con el que no he podido leer desde hace muchos años un libro completo, he defraudado a mis yo del pasado, cuantas promesas hechas he dejado a un lado, aun así, no me siento mal por sentir la libertad que siento y me reafirmo, me reafirmo en el devenir incierto, amo esta sensación de no tener que llegar a un lugar concreto.
Ayer soñé que de nuevo renunciaba a cosas a las que ya renuncié, al despertar y ver que las presiones del sueño se habían ido meses atrás, años atrás, sentí tal alivio, que despertar no implicó mayor esfuerzo, los retos de hoy son diferentes a los de ayer, debía pasar a este plano a remendar internamente lo que dejé deshecho, aquellas partes que quedaron flotando en el océano abandonadas, aquellas niñas ahogadas en el río, la creación marchita, por darle peso a voces que no deben tener peso. La reestructuración de ideas de libertad, ideales donde de nuevo se rompen las estructuras que alguna vez ya se habían roto, se vuelven a consolidar.
OSQ
MARÍA FONNEGRA